Cuidado al Medio Ambiente

Por: Félix Corona

Con paciencia infinita, en un proceso que tarda miles de años, los ríos forman su lecho. Una capa permeabilizante permite el deslizamiento de las aguas antes que desaparezcan en las profundidades del subsuelo.

En la República Dominicana, árboles centenarios y bosques húmedos sufren día a día las consecuencias de los malos pasos del hombre por la naturaleza. Ríos y bosques son destruidos permanentemente en un desenfreno despiadado y egoísta.

Como el avaro que lo desea todo para sí aunque no lo necesite, sin pensar en las futuras generaciones que nos sucederán, hoy, gente sin criterio y sin corazón destruye lo que más adelante nuestros hijos y nietos demandarán por necesidad.

A través de múltiples debates fue creada la ley 64-00, contiene más de 200 artículos y disposiciones que sancionan el mal uso de los recursos naturales y son una herramienta para que las autoridades correspondientes hagan su trabajo sin fluctuaciones, mas, no es así.

Aunque parezca increíble, en poco más de seiscientos casos de infractores sometidos a la justicia por el encargado de medio ambiente de la zona norte, ninguno ha sido condenado. El coronel del Ejército, Tiburcio Espinal tristemente informa que los fiscales adscriptos a su departamento no han logrado una sola censura. La mayoría de los infractores tiene un padrino político o un amigote en las altas esferas que han impedido llegar a juicio. En otros tantos casos, este lucrativo negocio deja suficiente beneficios para comprar voluntades a cualquier precio.

¿En las manos de quienes está el cuidado del medio ambiente y recursos naturales? El que quiere no puede y el que puede se vende.

Si los funcionarios asignados no toman las medidas de lugar con responsabilidad y honor, entonces estamos ante la víspera de la muerte de nuestros ríos y bosques. ¿Ha imaginado usted como sería la vida en esta isla desértica y estéril? Ese es el camino por el que nos conducen los que aceptan prebendas a cambio de permisos para devastar de nuestro hábitat.

Es urgente que asumamos el control y debido respeto por Los recursos naturales de la nación dominicana, a fin de cuentas, no tenemos derecho a destruirlos. Podemos disfrutarlos hoy y permitir que generaciones futuras puedan hacerlo más adelante.