El poder del agradecimiento. A los políticos no se le da las gracias per...

El valor de la gratitud se ejerce cuando una persona experimenta aprecio y reconocimiento por otra que le prestó ayuda.

No consiste, necesariamente, en devolver ese favor con otro igual, sino en mostrar afecto y guardar en la memoria ese acto de generosidad.
Más que centrarse en la utilidad práctica del servicio recibido, pondera la actitud amable de quien lo hizo.
Ser agradecido es apreciar a cada momento lo que los demás hacen por nosotros y generar con ellos un compromiso de confianza: como estamos conscientes de su ayuda, podremos responder de igual forma cuando ellos requieran la nuestra.

Cuando la confianza crece, se convierte en amistad: dos seres humanos comparten emociones, problemas, soluciones y la ayuda fluye siempre en las dos direcciones.
Por esta razón es que ese es el sentimiento más importante que debemos ejercitar, junto con la Fe. Y su énfasis no es desmedido, dado que es el sentimiento o más bien la actitud más difícil de poseer.
Nos preguntamos cómo hacemos para agradecer algo que todavía no nos ocurrió.

INTENTA SER AGRADECIDO
Sólo cuando seamos capaces de dar las gracias a Dios, comenzaremos a comprender que todos los dones, buenos o malos, proceden de Él y que no hay nada que temer.

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